Berretín: Las últimas preguntas de mon amour

Parte 3, y última.

Me comprometí conmigo misma, y para toda la vida. No puedo vivir sin el deseo en primera plana. Me doy cuenta de la importancia que tiene compartir la vida con alguien. Las veces que uno sede, lo hace con ternura, con amor o por cansancio. Me pasa que no sedo. Creo que la pereza terminó y no queda más que ocuparme de mí.

Creo que las oportunidades nunca se pierden, si uno no las desperdicia tampoco. Mi cuerpo se abrió desde lo mas animal y mundano que existe para poder complacerme, pero aún así, no fue suficiente. Necesito conectar a todo babor, intelectual, emocional, y físicamente. Abandono este barco, mi senda lleva mi nombre y no puedo hacer nada al respecto. Quiero vibrar, quiero brillar y la verdad... ya estoy lista...

La novela rebelde

Capítulo I Are.

“La silla se mece hacia atrás y hacia delante. Las preguntas se repiten una y otra vez. Todo es homogéneo, todo es similar, todo es gris y sonoro. Cuando vi chinescas, no entré, corrí. Era de tijeras, estaba filoso, revolucionado, temeroso. Su postura fue de observador, nunca supe que miraba, nunca supe que buscaba. No se que busca... La diversión es ley y aún así la injusticia nos sale por los poros.
Es un cuerpo hecho de seducción, de interrogantes, de miel. Pensar en él, es una forma de entenderme, de nutrirme, es una aventura que no tiene que ver con la rebeldía, tiene que ver con las llamas, con lo rojo, con la sangre y el terror desmedido. Es el monumento a lo antagónico y es sumamente delicioso. Baila como yo, y cuando me mira no para de hablar, necesita de mi sangre y yo de la suya. La unión existe, es natural e infernal. Compartimos tablero y color, somos la parte negra.
Su mirada se dirige siempre a los rostros mas ausentes del lugar. La misma intensidad con que los muerde, los admira, los atrae, les explica lo que sabe del tacto, del aroma, del deseo en todas sus formas. Es inevitable no intentar ser observada por él. Es vital el ejercicio de la duda cuando sonríe... durante horas, días, semanas. Todo es extraño, nunca termina de entregar su pirotecnia a tiempo. Es fascinante el esplendor que rodea su contexto.”

Capítulo 2 Dal on tour.

“Atracción y de la mas áspera, espesa, no puedo soportarlo. Entendé que incorporo imágenes demenciales constantemente. No puedo parar de mirarte cuando te atreves a vibrar cerca mío. Es tan familiar que me violenta, me duele, me sangra y así empiezo a beber... y vos te reís, y a mi salud brindás. No entendés que yo tampoco entiendo. ¿No ves que estoy hecha de acá para acá? Y vos... quedate, andate, venime a buscar, llevame, traéme, no sé. Hace lo que quieras por que yo no sé que hacer. No puedo recordar nada, porque nunca olvidé nada. Soy tan salvaje que no puedo acariciarte, me duele la cabeza, me quedo sin aire y empiezo a respirar y no reconozco lo que estoy haciendo, y todo es nuevo otra vez.
Después de un momento que no puedo identificar, viene la tranquilidad y todo me parece mejor. Mas rojo, mas calor, me desmayo y así me tranquilizo. El éxtasis me disecciona la conciencia que no tengo y así seguís camino hacia mí. Haces lo que querés y te duele muchísimo, porque te das vuelta y yo te saso la lengua. Y odias que haga eso, pero no entendés que te gusta, que me encanta, que si te estas yendo, es porque vas a volver. Porque no te podés ir, y no entendés, porque cuando yo me quiero ir, no me dejás, y nunca vas a dejar que lo haga. No quiero decirte nada, porque espero te des cuenta que sabés mejor que yo, lo que me pasa cada vez que aparecés.”

Capítulo 3 Midle time.

“Y como siempre, como nunca, volvés a aparecer y a atormentarme. Quiero que vuelvas a irte, así vuelvo a respirar. Si llego a recordar un solo momento más, creo que colapso. Subo tan alto que no doy más, pero las nubes no paran de manosearme. Podría hacer cualquier cosa para que vuelvas, y aún así quiero que te vallas. Sos todo lo que represente extremidades, tan dulce, tan ardiente, tan hervido, tan sereno, tan soberbio. Estar hecho de sepias es tan francés...
Estoy tranquila, mucho mas intranquila, mas ansiosa, mas enamorada. Quiero que dure poco, que este sentimiento tan obsceno se valla de mi mente y me deje trivializar mis días como quiero. Quiero exorcizarte de mis hojas, y no te vas. Andate, nunca me dejes.”

Capítulo 4 After you.

“La música no cambia y la intensidad de esto tampoco. Me olvidé que te habías quedado sin mi también. Si yo me quedaba sin vos, vos te quedabas sin mi. Pero ahora que lo sé, te veo diferente, te veo más hermoso que antes, aún más, sí, no sé cual es el limite para verte más y más bello, es un ejercicio de mi mente, sos la intensidad que necesito para convencerme de que soy real. La tarde retro la dejé estacionada. Necesito que se borren mis marcas y poder vestirme de mujer otra vez. Necesito que me mires como mujer otra vez. Soy la mejor copia de una reina sin corona, soy la princesa mas leída, la más escasa, la más prófuga. No deseo ser repetitiva, pero te deseo más que a nada en este momento. Cómo brillan mis palabras cuando solo te imagino. El hielo se derrite cuando llegás y el infierno no tiene sentido, nada es suficiente, para vos nada es suficiente y por eso es que no te alejas. Soy el túnel más profundo y la oscuridad del final es la pieza que falta para que te bautices en mí. Quiero que entiendas que te regalaría mis vergüenzas, mis desnudos, mi violencia, mi endorfina en suaves gotas, todo sería tuyo...
Las ultimas noticias me dijeron que sin mí estabas mas cerca, pero igual no pude, otra vez no pude. Confío en el azar y me relajo. Me tomo un baño, me peino y espero. Si pudiera elegir, empezaría por tus brazos, me gustan demasiado, son la seda mas refinada que probé. Luego te sacaría cada prenda, cada retazo de tela que te cubra y lo dejaría caer. Sería la escenografía mas difícil de crear, la más estética, el celo más desquiciado... después acomodaría tus mejillas sobre la almohada y me atrevería a agarrarte las manos para que no pierdas mi cintura. En ese momento todo se detendría, todo dejaría de moverse. Solo de esta forma podría mirarte de cerca, besarte como nunca lo hice y morirme con la decapitación mas sangrienta de nuestra historia. Y de repente cada uno de mis órganos se reúne en algún lugar de mi centro y me castiga por no gritarte. Necesito que me hieras, devolveme daño, dejame salir. Sigo sin encontrar la manera y las teclas me acompañan como la mejor prostituta del pueblo donde nos gusta refugiarnos. El pánico me paraliza y la seguridad se me va al demonio. Me olvidé de todas las almas que conocieron mis cobijas y me entregué a tu celibato, así de cruel sos, así de obsesionada me encuentro, así de tirana soy, y puedo más, siempre puedo más y eso te encanta. Empiezo a concebir la idea de final. Es mi mejor esfuerzo, es el paso más grande que puedo dar. Sin objeción, eso es todo.”

Capítulo 5 La muerte viva

Punzarte con actos concretos es un antídoto que a veces me sienta bien, y a veces no. Cada vez que quiero dejarte, me siento a despilfarrar antagonismos. Aburro, me aburre todo lo que no te refiera y a veces me aburro de vos. Quiero que emigres a Vietnam y seas muy feliz, de verdad me deseo esto y mucho más...
Pocas horas antes de la indigestión de cada fin de semana, me pregunto por qué te convertiste en el fantasma mas famoso de todos los tiempos. Es realmente sorprendente la capacidad con la que me vuelvo incapaz. Ir, venir, subir, bajar y tu sonrisa que me condena de esta forma tan cruel. Redactarte en mis memorias me ayuda a entender este fenómeno que atraviesa mi mente desde que tus padres te concibieron. Sabías que vendrías por mí para burlarte de la única chance que me haría una pulgada más parecida al resto. Y no... tenias que impedirlo todo abriendo la barrera de tu silencio desmedido. Sos tan incontrolable que te has vuelto una patología de las que siempre he criticado con el peor caradurismo y la mejor vergüenza. Soy tan débil, que asco, que repulsión, me siento sucia de tu limpieza, no lo aguanto, de la nada al todo me voy, disparada en cada una de tus apariciones. Cada detalle es simbiótico a tu contorno. Tus imágenes me congelan y me dejan para más tarde. Pero lo que no sabés, es que la catarsis es pura mentira. Es un simple boceto que podemos arrojar a la basura en cualquier momento. Somos hijos de la moral personal y esta es mi verdad. Los detalles también son armados. Vos lo armas y desarmas todo haciendo trampa y yo no entiendo tu juego de mesa. Pongo las manos en el fuego por tu cobardía que comparto, pero no dejo de pensar que sos de los que se acercan al término “adrede”.

Capítulo 6 White step.

He podido comprobar con títulos, beneficios y billetes en efectivo, que la paradoja del par “Vos-Yo” es interminable, siempre sorprendente y legendaria marca registrada. Seguís jugando, pero creo estar entendiendo más. A vos también te diría te amo, pero juro que con otro significado. Sería capaz de eliminarte antes de tocarte. La oración es descabellada, pero es tan cierta que me da pena, no tanta como él, claro... Creo que comenzamos a vislumbrar la valentía y esto está buenísimo. Estoy más segura de mi capacidad para asegurarme y eso es recíproco también. Pero tu método tiene pequeñas fallas que a veces te cuestan más de lo esperado. Subestimas mi violencia y mi estilo de atraer tus ganas de poseer mi ideas obscenas. Sos amateur y un astuto huérfano. Sos la piedra preciosa que quiero lucir y tu brillo me encandila a tal punto de no dejarme robarte. Pero me provocás, aumentas tu valor, te desatas frente a la idea de que yo no esté. Te besaría tanto, tanto. Regocijarse es un ejercicio altamente recomendable. Que sensación mas placentera. Tus planes fallaron y esto es innegable, pero tuviste la suerte al mando de tu caradurismo y la utilizaste con un diez felicitado como nota final. Nunca perdes la cordialidad de salón, sos tan suave bebe, tan áspero de a ratos y tan vulnerable cuando sueno en tu despertador de virilidad.

Berretín

Las últimas preguntas de mon amour

No hay comentarios:

Datos personales

La novela rebelde